miércoles, 10 de octubre de 2012

La lepra



O enfermedad de Hansen, es un proceso infeccioso aún endémico en países subdesarrollados de continentes como África, Asia y Suramérica.
Los bacilos de la lepra, Mycobacterium leprae (descubiertos por A. Hansen en 1880), se hallan en abundancia en los tejidos leprosos y gran parte son intracelulares. Se parecen mucho a los de la tuberculosis por la forma y por ser ácidos resistentes, pero son algo más cortos. También toman los colores de anilina más rápidamente que los tuberculígenos. Salen al exterior por los tubérculos ulcerados, y además, con las heces, y, sobre todo, con le moco nasal del cual se recogen con un hisopo pasado por la región nasal posterior. Su cultivo y transmisión a los animales es poco probable. Una vez producido el contagio el período de incubación es muy largo, pudiendo llegar a ser de hasta 12 años. Se distinguen tres formas clásicas de lepra: la nudosa o tuberosa, la maculo-anestésica y la mixta.
La forma tuberosa (nudosidades leprosas) empieza en diversos puntos del cuerpo por la aparición de manchas rojas, más tarde rojo-pardas, a las que suceden infiltraciones y ulteriormente formaciones nudosas. Son síntomas precoces la caída de las cejas, la extensión en forma de ala de mariposa de las manchas o de los nódulos por ambos lados de la nariz y, además, una rinitis seca, en ocasiones acompañada de frecuentes sangrado nasal y en la que la rinoscopia descubre, con frecuencia precoz úlceras con bacilos. La cara y las extremidades constituyen lugares predilectos para los lepromas; la primera, en períodos avanzados, a consecuencia de las infiltraciones abultadas y duras, adquiere un aspecto grotesco que, por su rigidez como de máscara, recuerda la del león (facies leonina); las orejas, también afectas, están con frecuencia muy agrandadas. Más tarde, suele hundirse la nariz, como en la sífilis, a causa de la destrucción del tabique nasal cartilaginoso (al contrario, sin embargo, de lo que pasa en la sífilis, en la cual es destruida la parte ósea de aquel órgano). En las extremidades a menudo se desarrollan hiperqueratosis (piel gruesa). En las personas de piel oscura se origina pérdida del pigmento cutáneo en forma de manchas. Más adelante se desarrollan lepromas en la lengua, ojos, laringe, genitales y vísceras. La enfermedad únicamente suele causar la muerte después de muchos años, con anemia creciente y caquexia.
La forma maculo-anestésica (lepra nerviosa) se caracteriza por la presencia de manchas, como las de la lepra tuberosa y, además, por extensas formaciones leprosas, en particular en los nervios periféricos, que originan, en el tronco y extremidades, fenómenos de déficit clínicamente muy característicos cual son parálisis y atrofias musculares, que, sobre todo en los miembros, acaban por ocasionar las más graves lesiones y mutilaciones, con participación de los huesos (desprendimiento de falanges enteras de los dedos de la mano). Precozmente se han observado con frecuencia, en las manchas, anestesia y, en las extremidades, ampollas. A veces hay fenómenos de irritación extraordinariamente intensos, en forma de neuralgia o dolores lacerantes, que pueden iniciar el cuadro clínico.
En la forma mixta coexisten combinadas la tuberosa y la nerviosa.
El curso de la lepra suele ser muy lento. En ocasiones acontecen exacerbaciones con fiebre alta; en casos aislados se ha observado la detención y hasta la curación espontánea del proceso.
La contagiosidad de la lepra no es muy grande, si se observa escrupulosa limpieza y las demás reglas de higiene; los médicos y enfermeras rara vez se infectan. Por se un problema de salud pública debe declararse, no solo la enfermedad misma, sino la simple sospecha de contagio.

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